La quietud de las cosas.
"Si las cosas por una fuerza interna tomaran vida, se encontrarían en la inocencia de una imagen.
Hay en este libro un estado de estarse en calma, producto de los sentidos que no alteran el lenguaje, lo hacen propio para que sea el poeta nuevamente quien se encuentra articulando su propia vida. Aunque la muerte sonría a “manos del resplandor de Dios”.
Toda palabra poética avisa el abismo, lo desnuda, lo altera, para que “el perfume que nace en la piel, muera elevando el alma” como bien lo anticipa este autor que es capaz de alterar todas las voces del pasado.
Quien tenga la posibilidad de entrar en estos poemas, encantara constancia “en la altura ciega de las palabras” .
“Tras la corteza está el ojo que nace”, al terminar el libro la resurrección está en los espejos y en la casa".
Martín Carlomagno, 9 de diciembre de 2006
Fuente / Martin Carlomagno
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