lunes, agosto 28, 2006

La isla de Martín...





















Isla que mira hacia un diván, es un libro de Martín Carlomagno que salió editado en los Cuadernos del Señalero (suplemento de la revista El tren Zonal).


Para conseguirlo pedirlo a: negritocar27@hotmail.com o al teléfono: 154 477429

Fuente/ Tráfico de Arte

miércoles, agosto 09, 2006

Se cumplen 38 años de la muerte del gran músico cubano Sindo Garay


Nació el 12 de abril de 1869 en Santiago, Cuba. Vivió 101 años, tiempo suficiente para sentar las bases y dejar uno de los legados musicales más importantes de la isla.

Nadie puede discutir que Antonio Gumersindo Garay, músico cubano, es uno de los íconos de la trova, un mito que ha hecho famosa a Cuba en el mundo entero.

Nació en el seno de una familia muy pobre en Santiago, el 12 de abril de 1869. A pesar de la humildad de su condición de su casa materna siempre tuvo, la música, un lugar de privilegio.

Sindo era analfabeto y sin formación musical, sin embargo su genialidad lo desbordaba. A los 10 años compuso su primera canción: “Quiéreme trigueña”.

Siendo aún un niño, tomó prestada una guitarra en medio de una reunión. Desconocía como tocarla y se limitó a imitar lo que había visto. Era el instrumento del gran músico Pepe Sánchez que se presentó de inmediato ante de él. Si duda su talento ya era visible porque aquellos acordes despertaron la emoción de Sánchez que lo estrechó en un abrazo.

Tiempo después comentaría: “Él fue el único maestro que tuve en mi vida, lo digo yo, Sindo Garay”. El dato no es menor ya que se auto-alfabetizó, a los 16 años, en su intento de responder una carta de amor. Son famosas, también, las bromas hechas por él mismo en alusión a su sobrenombre “Sindo”, apócope de Gumersindo; solía comentar que hacía referencia a su nunca habida educación musical: Sin Do.

En la misma época en que aprendió a leer y escribir, llego a sus manos la guitarra propia, un regalo de su hermano.

Entre sus canciones más conocidas se encuentran Amargas verdades, Guarina, La tarde, Perla marina, Retorna, Tormento fiero y Yo quiero Morirme en Cuba, entre otras.

Sin embargo su obra más inmortal y cumbre es La Bayamesa, cuyos versos dicen:

“Ella es sensible, le brinda al hombre
virtudes todas y el corazón
pero si siente de la Patria el grito,
todo lo deja, todo lo quema,
ese es su lema, su religión”.

Su austeridad era admirable y su única riqueza era la música y el talento con el que componía. Además de músico trabajó como payaso de circo para ganarse la vida.

En 1967 confesaba “ahora que cumplo cien años comprendo lo breve que es la vida”. Sin embargo su permanencia fue suficiente para sentar las bases de un mito que resuena en los oídos de todos los amantes de la música cubana.

A lo largo de su vida conoció y se relacionó con muchos personajes famosos como el gran violinista Brindis de Salas, el tenor Caruso, Julio Antonio Mella y el gran poeta José Martí. Federico García Lorca lo nombró “el gran Faraón de Cuba” y Martha Valdés, joya de la música de la isla, no ha dudado en decir “Sindo ha sido la fuente, el mito necesario”.

El 17 de julio de 1968, el brillante músico cubano dejaba el mundo, a los 101 años, consolidándose como el más grande trovador de Cuba.

Fue sepultado en Bayamo y allí mismo, a su expreso pedido, se encendieron cigarros y las mejores voces cubanas cantaron su canción preferida: La bayamesa.

Cuba, recuerda en 2006, los 38 años de su desaparición física con eventos que han comenzado en abril con la apertura de la XIV edición del Festival de Música Popular Sindo Garay, organizado por el Centro Provincial de la Música en Granma en aras de rendir tributo al gran músico.

Imagen: Sindo Garay / Fuente: lajiribilla.cu